viernes, 27 de marzo de 2009

Mi tía Mariel

En el teléfono esa tía con la que hablás cada muerte de obispo, hacía años que no intercambiaba una sílaba con ella.
Llama para decirme que van a festejar el cumpleaños de otra tía, y que se pondría muy contenta si yo estuviera allí, -" No me devolviste el llamado cuando yo te llamé "-, fue lo único que me dijo, muchas veces, inclusive después de haberle dicho que mi padre había fallecido hacía un tiempo, no me preguntó, cómo estaba, que había pasado con él, si yo estaba en condiciones de ir a una fiesta o si necesitaba un hombro dónde llorar.
Sólo importó pasarme una factura porque no la había llamado, y que fuera a la fantástica fiesta que estaban preparando, mi dolor no importaba, tampoco importaba cómo me encontraba después de la pérdida.
A veces uno está sólo por decisión, porque otras personas prefieren no estar con nosotros, o quién sabe porqué.
No quiero parecer egoísta, pero tengo un dolor muy grande, y una de las pocas personas que podría compartir recuerdos conmigo, porque no hay nadie con quien recordar mi infancia no le importa ni cómo estoy ahora, si tengo trabajo, casa, etc.
Hay momentos de dolor y egoísmo, en el que nos podemos acercar a los otros, con cuidado, nuestro y de ellos, pero es totalmente frustrante que alguien que supuestamente quiere pasar un rato con nosotros, no nos pregunta cómo estamos, y si después de la pérdida de lo que más quería, necesito algo.
Sí, a veces es mejor estar sola que mal acompañada, porque ahora me siento mal y amargada, hubiera preferido que el teléfono no sonara nunca, en vez de sonar para reprochar y pedir, en vez de acariciar

sábado, 21 de marzo de 2009

Escapes

Salgo corriendo de mi casa después de una fea discusión, por mi mente pasan miles de cosas. Tengo pocos pesos en la billetera, mi tarjeta de débito que mucho no tiene, mis documentos y ningún abrigo. No tengo amigos a quien recurrir, no tengo un refugio, simplemente salgo y camino, camino, tomo un bondi a no sé donde, bajo y me meto en una estación de servicio.
Estaba en ayunas, eran casi las doce, pido un café y una medialuna, y me siento al lado del vidrio, mirando gente y autos ir y venir.
Millones de imágenes e ideas pasan por mi mente, desde el suicidio hasta la prostitución y el pedido de perdón de no sé muy bien qué.
El vidrio estaba sucio, y alguna que otra mosca me hacía compañía mientras tomaba el café frío y la medialuna vieja.
Hacía mucho que no salía corriendo después de alguna pelea con alguien. Huele a espíritu adolescente. Quería que alguna idea de solución surgiera de mi cabeza, era inútil, estaba muy angustiada, sentía ganas de llorar pero me tragaba las lágrimas, estaba en público, aunque la minita de la caja con su remera naranja, parecía no registrarme.
Los cambios de vida son necesarios, las soluciones vienen; pero no se puede decidir sobre lágrimas tragadas en una mesa sucia, sólo imaginando lo que la otra persona puede estar pensando.
Las cosas se arreglan de a poco, dejando pasar el tiempo, a veces mucho, pero no con salidas intempestivas, aunque estas sean a veces necesarias para tomar aire, como quien sale de abajo del agua.

viernes, 20 de marzo de 2009

culpas y autoayuda

Escucho a una de esas minas que hablan por radio acerca de autoayuda y toda esa palabrería (sin ofender, pero no me van esas cosas), cuando de tanta cosa que decía, y yo me negaba a escuchar sin tener éxito, esta mujer dice algo que me deja pensando, y bueno, digamos que logró algo por lo menos fuera de lo común. " No hay errores, sólo vemos las cosas de manera distinta después de un tiempo y en perspectiva juzgamos las decisiones que tomamos y si salieron mal pensamos que fueron errores ". Sí, me dejó pensando, porque estos últimos días había estado pensando en ese invento que nos cargaron, la culpa. Claro, uno toma una decisión, de la que pueden derivar mil opciones buenas y mil malas, pero si una es mala, ya nos atacan o mejor nos atacamos con la culpa, y lo que hubiera sido sino, y lo que hubiera pasado si tal o si cual, y todo por el estilo.
Me puse a pensar, ya que estaba seguía; que si esto era así, y sin tratar de desligarse de la responsabilidad de las decisiones que uno toma, las cosas pasan, con o sin nosotros, pero está mejor si intervenimos, si tomamos parte en esa nuestra vida, si no dejamos pasar por miedo las oportunidades y decidimos por nosotros mismos, total de cualquier manera, la única a la que tenemos que rendirle cuentas es a la conciencia, que es el peor de los jueces.
Decidir, por uno mismo, y atenerse a las consecuencias, sin que eso signifique que el fracaso sea frustración y desánimo, sin que signifique que la culpa nos carcoma las entrañas toda la vida por lo que sea, como es mi caso.
Vivir el día sin estar pendientes, gozar de respirar sin tener que tener miedo o culpa, eso es algo valioso, tal vez suene simple, pero sé que no lo es; aunque muchos se pongan una máscara, y salgan a dar un discurso de seguridad y confianza, en el fondo, todos tenemos esas pequeñas rengueras.
Hacer las cosas por uno, caminando firme, quizá lento, decidiendo sin temor, sabiendo que lo que sea, lo hacemos lo mejor posible.
Supongo que dentro de un tiempo no me guste esto que escribí y me arrepienta.
Pero espero poder verlo en perspectiva y saber que no es un error, sino que voy a estar mirando con distintos ojos, y por ende va a ser diferente.
Va a ser lindo que la culpa no pese tanto, porque no creo que desaparezca, una cosa es la autoayuda y otra los milagros.

sábado, 14 de marzo de 2009

Potencial de pollito

Ayer un profesional de la psicología me decía, " imagínese ( porque no me tutea), Ud. en todo su potencial, cómo reaccionaría, todo lo que podría hacer y cómo cambiaría el mundo a su alrededor, ya no estaría inmóvil, entredormida ".
Me quedé pensando, potencial... de qué?, para qué?con qué?; y en caso de tenerlo, cómo hago para ubicarlo en el lugar correcto en este rompecabezas, con piezas faltantes que es mi vida, hoy tan desarreglada, mi vida de musgo, dormilona y quieta.
Pensaba que era mi forma de ser y no de estar, porque si bien en inglés se escriben igual, son bien distintas, ( sin entrar en cuestiones filosóficas, ni de ningún otro tipo).
Y, sí...el psicólogo me dejó pensando, en el potencial, en el movimiento, en el cambio y sobre todo en el miedo que este produce, la razón fundamental para negarse al cambio y al movimiento, para seguir inmóvil casi sin respirar, el temor a lo que vendrá si producimos el más leve de los suspiros.
Me pregunto qué sentirán los pollitos cuando empiezan a romper el cascarón, tendrán miedo, emoción?, y claro enseguida viene la respuesta obvia, si no rompen el cascaron se mueren, no tienen la oportunidad de ponerse a pensar y repensar sobre su decisión porque su vida depende de eso, y su pulsión a vivir los lleva a moverse.
Que bueno ser pollito.

lunes, 9 de marzo de 2009

ellos sin madre

Cuando las tragedias suceden y en este mundo desaparece alguna criatura, todos se ponen en movimiento, el gobierno pone recompensas, los medios no paran de dar noticias de último momento, las redes sociales se movilizan y la gente se solidariza, inclusive algunos lloran, imaginando que esta desgracia podría ocurrirles a ellos y el terrible dolor que esto ocasionaría.
Ni siquiera puedo llegar a imaginar el dolor de que alguien desaparezca de tu vida, sin explicación, y sobre todo si es una criatura, el dolor y el desconcierto deben ir más allá de uno mismo.
Ahora, dicho todo esto, soy testigo, igual que el resto del mundo, de la desaparición diaria de cientos de niños, en todos lados.
En el subte, en los trenes, en las estaciones, en las plazas, en las puertas de grandes negocios. veo chicos, tal vez demasiado chicos, pidiendo, aspirando pegamento en bolsitas, robando alguna cartera al pasar, hurgando en la basura, pasando frío o calor, hambrientos, y por sobre todas las cosas sin amor.
Por estos niños rara vez he oído hablar a alguien, nadie da una recompensa por ellos, a veces alguna moneda, para disimular la culpa.
Sus madres probablemente no sepan que en algún momento desaparecieron, porque tal vez ni siquiera supieron que estaban, estos niños, no tienen documentos, ni vacunas, lo más probable es que ni siquiera sepan su nombre real, o no lo tengan.
No tienen a mami que los espere después de la escuela, ni la leche caliente a a tarde con los dibujitos, ni regalos de cumple, ni navidades, de seguro no van a tener conflictos existenciales de adolescentes, porque quizás ni siquiera lleguen a serlo, o sean convictos para ese entonces.
No quiero plantear ninguna situación política ni nada parecido.
Sólo que esta tarde una madre llorando en la tele por una nena desaparecida, que luego hallaron, y me vino a la mente un nene en la estación Once, durmiendo, pasé a las ocho de la mañana, y a las tres de la tarde seguía en el mismo lugar y en la misma posición, sin que nadie se percatara de su presencia, me dí cuenta que había desaparecido, y me dolió tanto, tanto, tanto, igual que si desapareciera la nieta de mi vecina, a la que veo jugar y crecer sana y fuerte todos los días, y realmente no tengo explicación ni preguntas para este dolor, sólo está.