jueves, 17 de diciembre de 2009

Estadísticas

Estos últimos días veo más tele que de costumbre, más noticieros y programas de discusión política. También algunos de interés general, que en realidad en lo único que se interesan es en la vida de los famosos; son bastante burdos pero he llegado a desarrollar una particular afición a estos programas.
Es curioso como en la tv de todos los días se habla de la gente en estadísticas. Quiero decir, y es obvio que no he descubierto la pólvora, hablan de personas, pero como si éstas estuvieran lejos, no existieran o fueran sólo un recuerdo.
Se habla de porcentajes de desocupación, de porcentajes de tal o cual enfermedad, de porcentajes de audiencias, de votos, de fans, de muertos, hasta de desnutrición, todo en la misma bolsa y por el mismo precio. La persona-porcentaje, número, estadística.
No hay que ser un iluminado para darse cuenta de que lo que a uno le pasa es intransferible, sea una enfermedad, una muerte, un robo o un despido del trabajo. Las tragedia personal, única y dolorosa, se transforma en un número y entonces suena menos trágico que muera un solo bebé por desnutrición.
Todos pasamos grandes dolores, y por más que los compartamos, nadie puede sentirlos por nosotros o suplantarnos en ese momento. No es menos dramática la pérdida de un hijo, a la muerte de un hermano o un padre. Sólo lo sabe el que ha estado ahí.
Por eso es terrible la banalización de los medios sobre todo. La tragedia humana no lo es menos por convertirse en un número que los políticos dan para hacernos ver que hacen su trabajo.
Dicen que los nenes en África mueren como moscas. Pienso en el dolor de la madre, también enferma, sin poder salvar a su hijo; y la estadística ya no lo es más, es un drama único e irrepetible. Un enfermo de cáncer terminal. Un incendio. Una inundación. Un terremoto. Un accidente. Son todas personas, que aman, amadas. Suena tonto y simplista. Prefiero seguir pensando de manera simplista a alejar el dolor de mí convirtiéndolo en un número.

lunes, 19 de octubre de 2009

Destino sin suerte

La gente dice que la vida tiene altas y bajas, idas y vueltas, que no hay que amargarse en época de vacas flacas porque ya vendrán tiempos mejores, y otras tantas (in)sensateces que andan pululando en el imaginario popular. En mi propia experiencia la época siempre ha sido mala, siempre con la vista clavada en el fondo del canasto, mirando la esperanza, que en algún momento pareció hacerme un guiño; tengo treinta y nueve, ya no le creo ni a la esperanza, ni a nadie más.
Alguien dirá por ahí que tal vez es una actitud cómoda, que jamás hice nada por cambiar las cosas, que me falta , que tengo que creer en mí, he escuchado tantos discursos de gente tan diferente que ya no los puedo diferenciar. Pero se equivocan, nadie más que yo ha tratado, ha martillado rogando a dios, ha probado distintos caminos, ha perseverado y nada, en absoluto, mi sino no cambió jamás.
También está aquéllo de que tus pasos están marcados, me negué a creerlo durante mucho tiempo, pero después tuve que aceptar que cuando las cartas están dadas y te tocaron las peores, aunque juegues perdés, podés tratar de divertirte jugando, pero si durante la partida interviene la muerte, el dolor y el abandono ya no es divertido, y te cansás, tanto que querés que se termine rápido, que no dure más.

martes, 22 de septiembre de 2009

feliz??printemps

Porqué no puedo ser feliz ni siquiera hoy???

viernes, 18 de septiembre de 2009

Personas como marcela

Hay algo en lo que nos tienen bien entrenados, eso que si alguien te hace algo el destino se encargará por sí mismo de darle su merecido.
No hablo de grandes villanos históricos, o de los terribles h de p de todos los días en los diarios; no, hablo de esas personas que nos arruinan la vida, o algún pedazo de esta y nosotros no podemos hacer más que llorar, putear o dar la espalda con elegancia, como quien no siente el dolor que nos infringen. Lo que nos hacen no es un delito, pero seguramente no es algo aceptado socialmente como lo que las buenas personas hacen, hablo de esa gente que por ejemplo, hace echar del trabajo a alguien, renunciar, pelear amigos y / o parejas; expertos en bajar autoestimas, jefes con el poder de ningunear o gritar, compañeros con el poder de unirse y destratar a otro.
Generalemente la víctima no se entera de quién o porqué lo hizo, y cuando lo hace, está tan herido o perdido que no puede preguntar, pero si lo hace, este tipo de personas, llamémosle victimarias; por no decir otra cosa, se hacen los otarios, es decir, no acusan recibo de lo que les preguntan y siguen sus vidas en busca de otra víctima con quien divertirse.
Hay quienes dicen que estas cosas pasan porque la persona victimizada gusta, tal vez inconscientemente, de el papel de víctima. No lo sé y no es lo que hoy me ocupa.
Conozco, desgraciadamente a los otros, los que hacen daño porque pueden, porque el otro no piensa igual, no viste como se supone, no lleva la vida que debería, y la lista sigue interminable y dolorosamente, porque los que sufren aguantan y los otros aplastan.
En mi primer trabajo, conocí dos chicas que se ufanaban de haber hecho renunciar a otra compañera porque era lesbiana, le hicieron la vida imposible y tuvo que irse, su justificación fue que no podían compartir el trabajo con alguien así.
En distintos lugares de mi vida, me topé con este tipo de personas, nunca entendí el hacer daño al otro simplemente porque pueden, lo pero del caso es que son iguales a uno, trabajan tienen hijos, deudas y miran la tele, simplemente les gusta hacer mal, porque sí, porque pueden. Mientras los demás nos contentamos con decir "todo vuelve", "ya te va a pasar lo mismo", y otras frases que solo tratan de consolarnos, porque sabemos que en realidad nada va a pasar, ellos siguen arrasando y los demás tratando de aguantar o esquivar sus golpes.
Muchas de estas personas triunfan en sus vidas, por eso digo que aquéllo que el destino se encargará de ellos es sólo para que las víctimas no se sientan tan mal y piensen que todo tiene un balance en este mundo, tenemos que convenir que no es así.
Toleramos la maldad, poca o mucha, a veces se puede hacer una denuncia , a veces sólo nos queda aguantar y llorar, o renunciar a la pelea, cualquiera que ésta sea y dejarlos que ganen para no morir en el intento.

martes, 11 de agosto de 2009

Los padres y las paredes


Escucho en la radio un reportaje, la persona dice " los padres son las paredes de nuestra vida ", la frase me pega, no puedo dejar de pensar en ella, la persona del reportaje tiene más de sesenta, y nada que ver conmigo ni con mi vida, pero lo entiendo, me pongo en comunión con él. Sé que ha perdido sus padres, y sé de su dolor. Entiendo la especie de laberinto sin luz de salida en la que se convierte la vida de uno sin los padres, esas paredes, esas carteles de luces que nos van diciendo, no por donde debemos caminar, pero si, que no estamos solos en el camino, que siempre, no importa qué, van a estar ahí, todas las veces que nos caigamos, que lloremos, que necesitemos volver a ser niños que se consuelan con una caricia en la cabeza y un Tatín.

Dónde ir a buscar consuelo si en nuestra vida ya no hay nada incondicional para nosotros, nada que sea un faro en la tormenta, nada. Las parejas, los hijos, los amigos, incluso los hermanos pueden desaparecer en la niebla de sus propias vidas y sus preocupaciones, sin embargo, para nuestros viejos seríamos siempre lo primero y lo último, aunque tengamos nietos.

Un padre está si tenés problemas de chico, de adolescente, de adulto y también esas macanas de muy adulto de las que no podemos salir sin una mano que nos extienda alguien que conoce nuestros mocos mejor que nadie.

Entonces en qué clase de naufragio sin Wilson, nos quedamos cuando se van? A quien le reclamamos o quien nos va a entender las lágrimas. Ya no hay incondicionales, quedamos adultos guachos para siempre, sabiendo que pase lo que pase, siempre estaremos solos de ahí en más.

No hablo de los padres que no actúan como tales aunque la biología diga que lo sean, hablo de ellos, esos que estuvieron siempre, y por más que nos digan que siguen estando, sabemos muy bien que no es así.

No puedo llegar a mi casa y decir - "hola pá"-, no puedo oir la risa, y ya nadie me puede explicar el universo para discutir y llegar juntos a una nueva y maravillosa idea.

Sé que tal vez todo esto suene egoísta, permítaseme un poco de egoísmo, otra de las maneras de recordar, quizá no la más sana, pero cuando no se tiene faros en el mar es difícil encontrar sentimientos nobles en medio de la tormenta.

domingo, 5 de julio de 2009

Mi amor adolescente

Los ojos azules de aquel muchacho ahora hombre, me atormentaron durante toda mi adolescencia y juventud.
Esperaba en vano algún dejo de interés, alguna miga de amistad, algo que le diera esperanza a mi sufridos días, ésos en que lo único que hacía era pensar en él. Leyendo poemas, escuchando temas de Zeppelin, mirando películas difíciles y dramáticas, llorándome la vida por un amor imposible, sabiendo o pensando que esos amores son los únicos verdaderos.
Con el tiempo lo fui olvidando, o al menos eso quiero pensar. La vida me fue dando y quitando, como a todos los humanos; y sólo por la sencilla razón de que los dos seguimos viviendo en el mismo lugar, pude ver a su esposa e hijas, las vi crecer, al principio fue difícil, ver de lejos el agua que uno no puede beber, aunque muera de sed. Después, mi amor o mi pasión fue menguando y logro verlo, ya con canas él, yo me tiño; y sucede un extraño milagro. Las mariposas con alas de gillette ya no están en mi estómago, ya no sufro al verlo en el súper con sus niñas.
El tiempo, esa maldita daga, pasó, y lo que para mí era cuestión de vida o muerte pasó a ser una parte del paisaje.
Es doloroso sentir pasar la vida y enterarse que uno no muere de amor.
El amor muere, y queda ese cariño a los momentos se vivieron con angustia y emoción. El corazón nunca más volvió a latir como a los quince, cuando el se acercaba con sus tremendos ojos revoleando la negra melena.
Me pregunto si alguna vez volveré a sentir sensaciones así, creo que no, crecer trae consigo el descreimiento en el amor, ese amor de los quince.
Además tenemos los pies tan sobre la tierra que parecen enterrados de no moverse.

jueves, 25 de junio de 2009

Los medios y las chicas fáciles

En estos últimos días se pudo ver en distintos medios de comunicación, de cuya reputación no quiero acordarme; a una mujer ser usada, agredida e incluso insultada, por hombres y mujeres en defensa de algo llamado familia.
El hecho es que esta chica tuvo un affair (a veces soy fina), con un joven comprometido y padre de una criatura. El pasado y presente de esta mujer no se pusieron en ningún momento en duda, la mina es una prostituta, no cabe duda pues de qué otra manera un joven con una familia tan hermosa se entreveraría con alguien así, si no es porque ese alguien lo provocó, obligó y forzó.
En distintos lugares, se apedreó a esta señorita cual Magdalena y no hubo Jesús que la defendiera, puesto que los, por así llamarlos, "defensores", dejaban traslucir un tono de sorna cada vez que se dirigían a ella.
Todos dicen que todo este montaje es pagado, y yo asumo que así es, dado que no es de mayor importancia, el joven, la familia (famosa), o la casquivana en cuestión.
Lo que me revuelve las tripas es el encarnizamiento, pago o no, hacia el chivo expiatorio, hacia la persona con menos poder, hacia la "pecadora".
Me pregunté todo este tiempo, porqué el tercero es el culpable cuando un marido o una esposa es infiel, después de todo nadie obliga a nadie a punta de revolver.
Será porque alguien tiene que tener la culpa y las parejas quieren hacer como si nada hubiera pasado entre ellos, será porque las prostitutas siempre la van a jugar de pecadoras, aunque nunca laburen gratis?, porque, seamos sinceros, si ellas cobran, alguien paga, será porque estamos convirtiendo al islamismo, donde apedrean a las mujeres por provocar a los hombre, incluso aún cuando son violadas.
Dan vergüenza y asco las mujeres que acusan con un dedo a otras, olvidándose que el que trae la tentación no es el culpable de la misma, si es que hay alguno, sino ya mismo mando a la cárcel a todos los brownies que no debí comer.
Repito, imagino que es todo una puesta en escena, pero aunque nos paguen no necesitamos llegar al extremo de agresión y bajeza al que se ha llegado.
Por supuesto eso ocurre con una mujer que tiene pocas armas para defenderse y no salió con alguien tan importante, porque si el affair hubiese sido con un político extranjero, el hubiera caído en la provocación, pero ella sería la compatriota que lo sedujo con belleza e inteligencia.
Eso, ni que hablar¡¡

domingo, 31 de mayo de 2009

Levantarse de la cama

De vez en cuando me levanto con un pensamiento en la mente ( generalmente está vacía la mayor parte del tiempo ), " tengo que luchar el día ", y si bien la palabra tal vez no sea la adecuada, es la que tengo. Porque tengo que luchar, desde que salgo de la cama, hasta que vuelvo cansada a ella por la noche. Enfrentarme al frío, a los colectivos que no paran, a la gente maleducada, a la máquina de café de la oficina, que justo cuando llego yo traga la moneda. Levantarme esperando que mis animalitos no se enfermen, que durante el día no me duela la cabeza, o por lo menos no tanto, que mi jefe no me rete y mis compañeras no pongan " esas caras", esperar que se acredite la plata en el banco y no suceda nada raro, que los subtes no hagan paro y que no se me queme la cena. Rogar que mi estómago no sucumba a las tentaciones, por lo menos por hoy, como dicen los que se rehabilitan.
Pero también, aunque no sé porqué aparece después y un poco más desdibujado el pensamiento de las alegrías que me esperan a través del día. El beso de la persona que amo, el café caliente, el llamado de una amiga, una flor inesperada, ir sentada en el tren¡¡, mi gata ronroneando en mi cama, y el hermoso recuerdo de alguien que amo y se fue, pero que cada día siento conmigo en cada gesto que hago y de vez en vez me saca una lágrima.
Para eso también lucho el día.
Por todo eso, y por supuesto por milagros más grandes que uno espera, me levanto; también para ayudar a alguien que pueda, aunque más no sea con una sonrisa, un abrazo o un alfajor.
Me ha costado mucho levantarme en los últimos años, pero si no fuera porque alguien me espera sería imposible.
Y aún cuando no me esperen, para sentir la fría lluvia del invierno que me hará disfrutar mucho más cuando llegue a casa.

domingo, 17 de mayo de 2009

Nos siguen dejando solos


Gracias y hasta luego ¡¡¡

miércoles, 13 de mayo de 2009

Amigos

Trato de cuidar a mis amigos, a los pocos que me quedan que parecen serlo. Pero se torna difícil, cuando un amigo tiene un problema, uno trata de ayudarlo si puede, dar una mano, una palabra y hasta a veces animarse al agravio del consejo del que piensa que sabe y tiene derecho porque conoce la persona y la situación.
Entonces nuestro amigo puede enojarse porque uno se mete donde no le importa, o puede elegir no darnos cinco de bola, generalmente los amigos que nos quieren no dejan de ser amigos porque tratemos en vano de arreglar sus vidas con soluciones sacadas de las vidas nuestras.
Nos dicen una y otra vez, "son mis hijos", "mis padres", "por más que quiera no puedo hacer nada", "tendrías que estar en mis zapatos". Y tienen toda la razón. Porque, con qué autoridad, por más amor que uno sienta por esa persona, y por más que se la conozca y se sufra por ella; puede uno ir y tratar de arreglarle la vida con nuestras soluciones ideadas desde una perspectiva extraña, desde algo que no se vivió o no se vive.
Se puede apoyar, abrazar, dar palabras de amor y mucho cariño, pero si nuestro más querido amigo decide seguir poniendo los dedos debajo del martillo, lo hará a pesar de nuestras súplicas o consejos o explicaciones de lo que esto puede causarle. Porque después de todo, es su vida, es su dolor y son sus amores.
Y además porque lo más probable es que en su lugar yo hiciera lo mismo, y no tomara opiniones ajenas y siguiera soportando un dolor por tal o cual razón.
No por todo esto deja de dolerme terriblemente la mirada tristísima de una amiga que no encuentra la salida, y se aleja de mí y de todos.
Para salvarse hacen falta dos manos, una que tire y la otra que se agarre.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Mi ser

El ser que se me parte en dos o más pedazos, que trato de juntar con las manos y volver a pegar pero el rompecabezas nunca me vuelve a dar la imagen primera.
El dolor que sigue adentro mío, conmigo, que no puedo o no quiero dejar ir porque es algo seguro, las personas se van, el tiempo pasa, uno envejece pero sigue pegado a uno, es confiable y a veces tangible, o sino porqué vemos tantas personas autoflagelándose de distintas maneras, sólo para sacar afuera un poco del dolor que hay dentro.
Sé cuáles son los pedazos dispersos los puedo identificar, incluso sé su número y color, lo que no puedo es ordenarles que se peguen de nuevo tal como estaban, será que no soy la misma y tengo que aprender a vivir con pedazos dispersos, algunos que no van a volver jamás, será que tengo que tratar de seguir respirando sin pensar en el dolor y pensando más en el aire que entra en mis pulmones, frío y puro y nuevo.
Duele crecer, crecer es decirle adiós a las cosas que amamos, a lo que sabíamos que éramos una vez, y ya no somos, porque como dice el tango " somos la mueca de lo que soñamos ser "·
Saltar al vacío sin paracaídas, entrar al agua sin salvavidas, eso es crecer, no tengo en claro si es evolucionar, supongo que en algún sentido lo es, aunque cuando miro mi vida en retrospectiva tiendo a dudarlo tanto y prefiero el dolor.
Mis pedazos, mi vida, mis recuerdos y colores, tal vez, dentro de treinta años aprenda a extrañar los que ahora forman parte de mí, si aprendo una vez, a hacerlos míos, tal vez no a amarlos pero a acariciarlos y moldearlos un poco a mí manera, para que no me cueste tanto como me cuesta.

sábado, 18 de abril de 2009

mochilas cargadas

Encaro a una persona, le digo todas las cosas que tengo atragantadas como un hueso de pollo hace tantos años. El llanto me ahoga la garganta y apenas me entiende por teléfono, estoy pagando larga distancia y ni siquiera le importa lo que digo. Después de veinte años, le hablo, le espeto verdades, me confieso las cosas que tenía guardadas, esos reproches que una y mil veces traté de borrar de mi mente.
Quería argumentos, pelea, sangre, mordiscos, carne no recibí nada de eso, ni siquiera excusas o indiferencia.
Tuve algún ensayo de mentira de excusa, en una voz tranquila, como quien habla en piloto automático, como alguien que está acostumbrado a los reproches; me doy cuenta que no soy la primera ni la única.
No le sirvió de nada, no entendió nada.
A mí me sirvió para descargar la mochila que llevo desde hace tantos años, tan pesada tan cansadora.
A veces esta especie de catarsis que logramos con mucho esfuerzo sirven nada más para descargar de nuestra espalda esa carga tremenda que llevamos por tanto tiempo, generalmente a las otras personas, las recibidoras de este vómito de palabras histéricas, no se dan cuenta de lo que pasa o porqué. No sólo porque no lo esperan, sino porque no se sienten merecedoras de todo eso, entonces a veces inventan algún argumento efímero que sólo sirve para inflamar los ánimos, o simplemente nos escuchan sin entender, pensando quizá que derrapamos y nos fuimos al pasto sin opción al boleto de vuelta.
Si pudiéramos llegar al punto medio, a la hermosa discusión con argumentos que se puedan soste ner, y llegar al fin a un punto en común, no tal vez de amistad sino de entendimiento.
No es simple, no se puede con todo, no podemos con todo.
Creo que lo importante es saber que es bueno descargar la mochila, no llevar tanta carga porque nos rompe la columna y el alma, y en la descarga tal vez hallemos un punto de entendimiento, o no, lo bueno es que todo será más liviano, para seguir caminando y hablando sin tanto dolor.

jueves, 2 de abril de 2009

Uno y los otros

-"Dejate querer chiquita"-, me dijo como al pasar en una conversación profunda. Parecía una pavada pero no lo era, me jodía. Yo siempre había pensado que eran los demás los que no lo querían a uno, no uno que ponía límites al cariño, ( sí, soy un poco lenta) estas palabras me siguieron sonando en la cabeza mucho después de pronunciadas, mucho después de haberme percatado del real significado de lo que me habían querido decir.
Todo el tiempo digo que prefiero elegir a quien me quiere, que me quiera quien yo quiero, pero no es tan fácil de lograr, y además se queda uno con uno mismo, porque peca de soberbio (aunque no creo en dios, pero que los hay los hay), y entonces se queda más solo que la una y cinco.
Cuesta mucho dejar que los otros entren en nuestra vida, dejar que nos quieran, porque querer uno al otro es más fácil; aunque no lo parezca, uno quiere a los mejores y el círculo se acota cada vez más, buscando la perfección o quién sabe qué, cuesta también entender que hay que acomodarse a los otros, adecuarse, como ellos a nosotros. Hay tiempos, circunstancias, familias, amores y vidas distintas, y no todos pueden de la misma manera. En este momento lo escribo, pero no sé si mañana cuando me levante pueda hacer el esfuerzo de seguir pensando lo mismo.
Es una opción que tengo, entre quedarme sola o moldearme a los demás y dejar que se moldeen a mí, un poco y un poco, como decía mi abuela, ni muy muy, ni tan tan.
Después de todo no tendré la oportunidad de elegir tanto, pero voy a ocupar mi tiempo charlando con otra gente entre otras cosas.

viernes, 27 de marzo de 2009

Mi tía Mariel

En el teléfono esa tía con la que hablás cada muerte de obispo, hacía años que no intercambiaba una sílaba con ella.
Llama para decirme que van a festejar el cumpleaños de otra tía, y que se pondría muy contenta si yo estuviera allí, -" No me devolviste el llamado cuando yo te llamé "-, fue lo único que me dijo, muchas veces, inclusive después de haberle dicho que mi padre había fallecido hacía un tiempo, no me preguntó, cómo estaba, que había pasado con él, si yo estaba en condiciones de ir a una fiesta o si necesitaba un hombro dónde llorar.
Sólo importó pasarme una factura porque no la había llamado, y que fuera a la fantástica fiesta que estaban preparando, mi dolor no importaba, tampoco importaba cómo me encontraba después de la pérdida.
A veces uno está sólo por decisión, porque otras personas prefieren no estar con nosotros, o quién sabe porqué.
No quiero parecer egoísta, pero tengo un dolor muy grande, y una de las pocas personas que podría compartir recuerdos conmigo, porque no hay nadie con quien recordar mi infancia no le importa ni cómo estoy ahora, si tengo trabajo, casa, etc.
Hay momentos de dolor y egoísmo, en el que nos podemos acercar a los otros, con cuidado, nuestro y de ellos, pero es totalmente frustrante que alguien que supuestamente quiere pasar un rato con nosotros, no nos pregunta cómo estamos, y si después de la pérdida de lo que más quería, necesito algo.
Sí, a veces es mejor estar sola que mal acompañada, porque ahora me siento mal y amargada, hubiera preferido que el teléfono no sonara nunca, en vez de sonar para reprochar y pedir, en vez de acariciar

sábado, 21 de marzo de 2009

Escapes

Salgo corriendo de mi casa después de una fea discusión, por mi mente pasan miles de cosas. Tengo pocos pesos en la billetera, mi tarjeta de débito que mucho no tiene, mis documentos y ningún abrigo. No tengo amigos a quien recurrir, no tengo un refugio, simplemente salgo y camino, camino, tomo un bondi a no sé donde, bajo y me meto en una estación de servicio.
Estaba en ayunas, eran casi las doce, pido un café y una medialuna, y me siento al lado del vidrio, mirando gente y autos ir y venir.
Millones de imágenes e ideas pasan por mi mente, desde el suicidio hasta la prostitución y el pedido de perdón de no sé muy bien qué.
El vidrio estaba sucio, y alguna que otra mosca me hacía compañía mientras tomaba el café frío y la medialuna vieja.
Hacía mucho que no salía corriendo después de alguna pelea con alguien. Huele a espíritu adolescente. Quería que alguna idea de solución surgiera de mi cabeza, era inútil, estaba muy angustiada, sentía ganas de llorar pero me tragaba las lágrimas, estaba en público, aunque la minita de la caja con su remera naranja, parecía no registrarme.
Los cambios de vida son necesarios, las soluciones vienen; pero no se puede decidir sobre lágrimas tragadas en una mesa sucia, sólo imaginando lo que la otra persona puede estar pensando.
Las cosas se arreglan de a poco, dejando pasar el tiempo, a veces mucho, pero no con salidas intempestivas, aunque estas sean a veces necesarias para tomar aire, como quien sale de abajo del agua.

viernes, 20 de marzo de 2009

culpas y autoayuda

Escucho a una de esas minas que hablan por radio acerca de autoayuda y toda esa palabrería (sin ofender, pero no me van esas cosas), cuando de tanta cosa que decía, y yo me negaba a escuchar sin tener éxito, esta mujer dice algo que me deja pensando, y bueno, digamos que logró algo por lo menos fuera de lo común. " No hay errores, sólo vemos las cosas de manera distinta después de un tiempo y en perspectiva juzgamos las decisiones que tomamos y si salieron mal pensamos que fueron errores ". Sí, me dejó pensando, porque estos últimos días había estado pensando en ese invento que nos cargaron, la culpa. Claro, uno toma una decisión, de la que pueden derivar mil opciones buenas y mil malas, pero si una es mala, ya nos atacan o mejor nos atacamos con la culpa, y lo que hubiera sido sino, y lo que hubiera pasado si tal o si cual, y todo por el estilo.
Me puse a pensar, ya que estaba seguía; que si esto era así, y sin tratar de desligarse de la responsabilidad de las decisiones que uno toma, las cosas pasan, con o sin nosotros, pero está mejor si intervenimos, si tomamos parte en esa nuestra vida, si no dejamos pasar por miedo las oportunidades y decidimos por nosotros mismos, total de cualquier manera, la única a la que tenemos que rendirle cuentas es a la conciencia, que es el peor de los jueces.
Decidir, por uno mismo, y atenerse a las consecuencias, sin que eso signifique que el fracaso sea frustración y desánimo, sin que signifique que la culpa nos carcoma las entrañas toda la vida por lo que sea, como es mi caso.
Vivir el día sin estar pendientes, gozar de respirar sin tener que tener miedo o culpa, eso es algo valioso, tal vez suene simple, pero sé que no lo es; aunque muchos se pongan una máscara, y salgan a dar un discurso de seguridad y confianza, en el fondo, todos tenemos esas pequeñas rengueras.
Hacer las cosas por uno, caminando firme, quizá lento, decidiendo sin temor, sabiendo que lo que sea, lo hacemos lo mejor posible.
Supongo que dentro de un tiempo no me guste esto que escribí y me arrepienta.
Pero espero poder verlo en perspectiva y saber que no es un error, sino que voy a estar mirando con distintos ojos, y por ende va a ser diferente.
Va a ser lindo que la culpa no pese tanto, porque no creo que desaparezca, una cosa es la autoayuda y otra los milagros.

sábado, 14 de marzo de 2009

Potencial de pollito

Ayer un profesional de la psicología me decía, " imagínese ( porque no me tutea), Ud. en todo su potencial, cómo reaccionaría, todo lo que podría hacer y cómo cambiaría el mundo a su alrededor, ya no estaría inmóvil, entredormida ".
Me quedé pensando, potencial... de qué?, para qué?con qué?; y en caso de tenerlo, cómo hago para ubicarlo en el lugar correcto en este rompecabezas, con piezas faltantes que es mi vida, hoy tan desarreglada, mi vida de musgo, dormilona y quieta.
Pensaba que era mi forma de ser y no de estar, porque si bien en inglés se escriben igual, son bien distintas, ( sin entrar en cuestiones filosóficas, ni de ningún otro tipo).
Y, sí...el psicólogo me dejó pensando, en el potencial, en el movimiento, en el cambio y sobre todo en el miedo que este produce, la razón fundamental para negarse al cambio y al movimiento, para seguir inmóvil casi sin respirar, el temor a lo que vendrá si producimos el más leve de los suspiros.
Me pregunto qué sentirán los pollitos cuando empiezan a romper el cascarón, tendrán miedo, emoción?, y claro enseguida viene la respuesta obvia, si no rompen el cascaron se mueren, no tienen la oportunidad de ponerse a pensar y repensar sobre su decisión porque su vida depende de eso, y su pulsión a vivir los lleva a moverse.
Que bueno ser pollito.

lunes, 9 de marzo de 2009

ellos sin madre

Cuando las tragedias suceden y en este mundo desaparece alguna criatura, todos se ponen en movimiento, el gobierno pone recompensas, los medios no paran de dar noticias de último momento, las redes sociales se movilizan y la gente se solidariza, inclusive algunos lloran, imaginando que esta desgracia podría ocurrirles a ellos y el terrible dolor que esto ocasionaría.
Ni siquiera puedo llegar a imaginar el dolor de que alguien desaparezca de tu vida, sin explicación, y sobre todo si es una criatura, el dolor y el desconcierto deben ir más allá de uno mismo.
Ahora, dicho todo esto, soy testigo, igual que el resto del mundo, de la desaparición diaria de cientos de niños, en todos lados.
En el subte, en los trenes, en las estaciones, en las plazas, en las puertas de grandes negocios. veo chicos, tal vez demasiado chicos, pidiendo, aspirando pegamento en bolsitas, robando alguna cartera al pasar, hurgando en la basura, pasando frío o calor, hambrientos, y por sobre todas las cosas sin amor.
Por estos niños rara vez he oído hablar a alguien, nadie da una recompensa por ellos, a veces alguna moneda, para disimular la culpa.
Sus madres probablemente no sepan que en algún momento desaparecieron, porque tal vez ni siquiera supieron que estaban, estos niños, no tienen documentos, ni vacunas, lo más probable es que ni siquiera sepan su nombre real, o no lo tengan.
No tienen a mami que los espere después de la escuela, ni la leche caliente a a tarde con los dibujitos, ni regalos de cumple, ni navidades, de seguro no van a tener conflictos existenciales de adolescentes, porque quizás ni siquiera lleguen a serlo, o sean convictos para ese entonces.
No quiero plantear ninguna situación política ni nada parecido.
Sólo que esta tarde una madre llorando en la tele por una nena desaparecida, que luego hallaron, y me vino a la mente un nene en la estación Once, durmiendo, pasé a las ocho de la mañana, y a las tres de la tarde seguía en el mismo lugar y en la misma posición, sin que nadie se percatara de su presencia, me dí cuenta que había desaparecido, y me dolió tanto, tanto, tanto, igual que si desapareciera la nieta de mi vecina, a la que veo jugar y crecer sana y fuerte todos los días, y realmente no tengo explicación ni preguntas para este dolor, sólo está.

viernes, 27 de febrero de 2009

Barcos

Estoy en el muelle, y el barco comienza a irse. Otros más. Los he visto partir tantas veces, durante años, sin animarme a subir, tengo en el bolsillo el pasaje y el pasaporte a cualquier lado. Pero no, el miedo, el pasado y lo que vendrá son un peso demasiado grande para dejarme mover; entonces me quedo parada, mirando una vez más el barco partir sin mí.
Sé que van a venir otros, más viejos o nuevos, mejor pintados, más desvencijados, con vidrios rotos, sin ventanas, transatlánticos y chalupas. Y muy dentro mío siento la necesidad de partir y la inmovilidad de mi cuerpo y alma.
Tal vez cuando el próximo zarpe me anime a subir y emprender el viaje.
Mientras miro este alejarse de a poco, recuerdo que sé nadar y de todas maneras no me costaría nada más que un poco de esfuerzo y agua en los pulmones.
Me tiro, y empiezo a nadar, está un poco lejos pero vale la pena salir de la tortura de la inmovilidad y del miedo.
Me canso pero sigo, una vez leí " enfrenta tu mayor temor y este desaparecerá ", mientras nado, voy rogando que así sea; porque cuando me suba al barco y emprenda el viaje no va a haber regreso.
Supongo que todo cambio vale la pena, o al menos eso espero, mientras miro la costa que me mira con nostalgia

domingo, 15 de febrero de 2009

Salvavidas de plomo

Es raro como uno se aferra a las personas o cosas que lastiman, dañan o terminan matándote.
Recuerdo haber estado como un tipo que me trataba como una basura, me insultaba, me rebajaba y yo seguía llamándolo por teléfono, rogándole que me diera un ratito más de su vida, como quien se aferra a un hierro caliente, porque piensa que si lo suelta se cae y se mata. Muchas veces al soltarse, sólo está la libertad, la paz, no es el vacío, sino otra oportunidad, una mejor.
Me pasó lo mismo con muchas otras cosas, trabajo, amistades que realmente no lo eran, hábitos, incluso ropa, ( esa que sabés que te queda realmente mal, pero que de algún modo te sirve de barrera para algo ).
Supongo que me sigo aferrandome a alguna que otra cosita dañina, sin darme cuenta ( totalmente ), pero sé, porque en mi mente y mi cuerpo han quedado las marcas, que tengo que soltarme cuando la pesadilla se vuelve realidad.

lunes, 9 de febrero de 2009

Sin envidia de una vez

En el bondi era sofocante el calor a la hora de la siesta, no daba más y parecía no llegar nunca adonde iba. Delante de mí iban sentadas dos chicas en sus veintes, lindas, iban o venían de la pileta hablando de novios, salidas, amigas etc. Por un momento nació dentro de mí ese sentimiento verdoso y feo, que nadie quiere admitir, la tan odiada envidia. Les envidiaba la juventud, la alegría, la perfección en sus cuerpos, la despreocupación. Envidiaba sobre todo la posibilidad que da un cuerpo hermoso de usar un vestido liviano, con breteles y colores vivos.
El calor me cocinaba los sesos, no ayudaban la camisa y pantalones de vestir, las sandalias apretadas y el maquillaje apropiados para una entrevista de laburo que necesito en forma urgente. Pero tuve un momento de lucidez, saqué el verdoso sentimiento de mi cabeza y comencé a pensar que no era lo que los demás tenían, era yo, todo el tiempo. Si ya sé, obviamente ya era hora de avisparme, pero a veces no se ve lo que está justo frente a nosotros.
Me dí cuenta que podía usar un vestido vistoso, sin importar la forma de mi cuerpo (obvio no para una entrevista laboral ), era más importante reír mientras podía, porque en menos de un segundo la vida cambia y uno envejece, enferma o muere, y sólo queda el tiempo que pasó y no disfrutamos, preocupados por boludeces que en realidad nos importaban nada más que a nosotros en nuestro interior.
Porque, a decir verdad, a nadie le va a importar si yo me pongo ojotas en lugar de sandalias de taco, si me pongo un solero a pesar de mis kgs. de más, y tampoco va a importar que de vez en cuando me ría, aunque sea de nada, y tal vez así, el trayecto hacia donde sea de mi vida, no sea tan sofocante e insufrible como el del bondi esta tarde, envidiando lo que no tengo, sin disfrutar de lo que sí.

sábado, 7 de febrero de 2009

Soren Kierkegaard

" La angustia siempre está vinculada con el futuro... Y cuando decimos que nos angustiamos por el pasado, estamos en el fondo haciendo referencia al futuro... Lo pasado que me angustia debe hallarse en una relación de posibilidad conmigo. Si me angustio por una desgracia pasada no me sucede así en cuanto pasada, sino en cuanto pueda repetirse, vale decir, en cuanto pueda hacerse futuro. "

viernes, 30 de enero de 2009

Pequeñas delicias

Un gorrión bañándose en un charquito, un lejano olor a jazmines cuando empieza el verano, la cola de tu perro moviéndose cuando llegás a tu casa, mirar las nubes acostada en el pasto, la lluvia de verano y el olor que le da a la tierra.
Pequeñas delicias que nos regala la naturaleza, diariamente, sin pedir las gracias, sabiendo tal vez, que no las vamos a saber apreciar hasta que no estén ahí; como la sonrisa de tu viejo, a la que estás extrañando en este momento.
Todas esas cosas y otras, más complicadas que aprendemos a amar, conforman nuestra vida y nos dan esa cosa que algunos llaman felicidad, sin las que no podemos vivir, pero que nunca les prestamos demasiada atención, porque siempre estamos ocupados pensando en otra cosa.
Nunca apreciamos la rosada puesta del sol porque estamos muy ocupados en llegar sentados en tren a casa, leyendo el trabajo que tenemos que entregar mañana. Así pasamos un montón de horas, días, años, sin levantar la vista, y cuando lo hacemos, no es tarde, pero caemos en la triste cuenta de que no lo vamos a disfrutar como antes y que no están a nuestro lado ni la mitad de las personas que amábamos y que hubieran disfrutado con nosotros; porque no es ningún descubrimiento, que la felicidad nunca es a solas, sino que es compartida.
No se disfruta de la más mínima brisa de aire de primavera, si a nuestro lado no hay alguien a quien mirar y sonreir por ese regalo.

miércoles, 28 de enero de 2009

Agonizing pain

Agonizing pain, en castellano dolor agonizante.
Quiero decir mucho dolor, alguien que no soporta la angustia física o psíquica, la tortura a la que es sometido por alguien o algo.
No puedo soportar ver, imaginar, o sospechar el dolor de una persona o un animal, me produce la misma angustia.
Simplemente no puedo, y mi garganta se cierra cada vez que prendo la tele, o salgo a la calle o cualquier cosa, el dolor, el dolor terrible e insoportable, el sufrimiento y la agonía están en todos lados, y no puedo dejar de pensar, mi cabeza ya no para.
Jejje, supongo que necesito ayuda.
O tal vez ya no hay retorno del infierno, porque es un infierno, y muy feo.

Los Smiths decían en una canción, ( esta noche ) me ha abierto los ojos, y creo que nunca más volveré a cerrarlos.

sábado, 24 de enero de 2009

víctimas

Los psicólogos dicen que si no hacés lo que soñás, es porque jugás al papel de víctima, que es mucho más fácil que salir a pelearla. Supongo que algo de razón tienen, yo de psicología no sé nada.
Pero sí sé, que no siempre tiene que ver con jugarla de víctima, o con hacer las cosas que ellos piensan que son más fáciles.
A veces no podés escalar una montaña si te faltan las piernas, y encima no tenés una moneda para comprarte un ascensor, tampoco es fácil cantar ópera si en realidad tenés la voz de un caniche afónico, quiero decir los que nos quedamos en el camino, viendo nuestros sueños desvanecerse despacio en el aire, no la vamos de pobrecitos, simplemente tratamos de no herirnos más, de poner los pies en la tierra con un poco de resignación y dejar que los que vuelen sean los que tengan alas, sin intentar volar con una pluma en cada mano, logrando nada más que hacer el ridículo.
Es cierto, también te dicen, que elijas otros sueños, un poco menos alejados de tu realidad, ok, no digo no, pero que hay si esos sueños a los que tal vez puedas alcanzar no te gustan y no te alcanzan; entonces decidís resignarte a tu vida opaca de oficinista.
No es jugar a la víctima, es aceptar límites, y porqué no, ponerse triste porque no podemos saltar esos límites.

miércoles, 21 de enero de 2009

Karma

Pienso en la soledad, estoy muy habituada a ella, es que simplemente a veces me sofoca, tengo recuerdos de otros tiempos cuando no estaba tan sola, en esos tiempos, es muy gracioso, pensaba que no había nadie a mi lado.
Si bien a veces ahora estoy acompañada, de vez en cuando y para ciertas cosas, extraño no poder tomar el teléfono y decir que estoy mal, que necesito ayuda, y saber que del otro lado hay alguien a quien le va a importar.
En la infancia, si uno es afortunado y vive en una familia, no importa que pase, sabe que no está solo, al niño lo toman de la mano para todo, le dicen que hacer, cuándo comer y cuándo dormir, y si se lastima seguramente habrá alguien que lo cure y lo abrace para que el dolor no sea largo, eso si un es un niño con suerte, desgraciadamente no hay más que salir a la calle y ver que hay niños que no tienen nada de esto.
Sin embargo, cuando crecés, “ sos libre “ te dice de elegir. Ya nadie te toma de la mano, ni te dicen qué hacer, si algo sale mal, tomás la responsabilidad porque sos un adulto, (qué es la responsabilidad y quién demonios la pidió), empezás a sufrir por cosas que hiciste mal, por cosas que no hiciste, empiezan las frustraciones, y uno lleva en la espalda esa mochila tremenda que los psicólogos tratan infructuosamente de sacarnos de encima.
Dicen que cuando uno es “ grande “, puede tomar la mano de sus amigos, que nunca serán como padres, pero estarán ahí cuando necesites un hombro donde llorar, o alguien con quien compartir un chiste o un abrazo.
Es bastante amargo no tener un amigo a quien contarle que no estás bien, que se ponga de tu lado, y te diga que todo va a pasar, pero bueno, algo malo debo haber hecho en esta vida, o en alguna anterior, y sea un karma que esté pagando.
Ojalá se termine pronto, porque me duele y mucho.

viernes, 16 de enero de 2009

Mi amiga Mirta

Mirta es una buena mina, empezó a laburar desde muy chica, se casó con un tipo que la maltrató física y moralmente hasta el día que se murió, ella lo cuidó diligentemente hasta el último minuto. Lo único a lo que le puso amor toda su vida fue a su hija, a la que malcrió y estropeó, porque al no darle límites, desde muy chica le dirigió la vida; hasta le trajo dos hijas y un marido a su misma casa, para ser alimentados con el sueldo de Mirta, porque ellos eran casi adolescentes, no había laburo y las nenas eran bebés.
Ella se esforzó para que en su casa nada faltara, que a sus nietas nunca les faltara, la comida, la escuela, los juguetes, su hija sólo planeaba tener otro bebé: “quiero el varón, Ma “-.
Portera de una escuela, vendedora de ropa y bijouterie en las ferias de Moreno, costurera cuando podía, todo lo hacía porque el dinero nunca fue suficiente, el dinero del plan del gobierno que su yerno recibía con la promesa de buscar un laburo, algún día…
Las amigas iban a su casa a visitarla cuando quedó viuda, y como sobraba un lugar, bueno hacían las reuniones allí, no importó nunca que los porteros de escuela entren a las 06:30 a su trabajo, no importó que a veces hiciera de comer para todos después de venir de laburar, cansada.
Su hija dio a luz a otro bebé sano y fuerte, “el varoncito “, en un hospital público, del cual salió muy ofendida porque la obstetra le preguntó porqué seguía teniendo hijos si su marido ni ella tenían un trabajo? – A ella qué le importa?, que se ocupe de hacer lo suyo que para eso le pagan bastante bien.
Hace mucho que no veo a Mirta, nunca fuimos muy íntimas, supongo que por una cuestión de edad, e imagino que su hija desaprobaba mi amistad por celos, obvios por otra parte.
De todas maneras la extraño, siempre fue alguien que me dio paz y amistad sin pedir nada a cambio, lo que en nuestros días es un verdadero milagro.
Espero que sus nietos le den la felicidad y alegría que tanto ansió y nunca tuvo.

miércoles, 14 de enero de 2009

Depresivos leprosos

El otro día miraba por la tele una película vieja acerca de Jesús, de cómo en ese tiempo y hasta mucho después, tal vez hasta hoy en día, trataban a los leprosos.
No sólo eran marginados, sino que eran corridos a palos y piedras, la gente les tenía miedo y asco y no se les acercaban, hacían comunidades y vivían como podían o sobrevivían.
Las otra noche salí a mi vereda y había un bulto, me acerqué pensando que era basura e iba a ponerla en su lugar, cuando se levantó me miró y se alejó de un salto, se asustó y me asustó; era una perra, no tenía pelo a causa de la sarna, los huesos se le salían por todos lados, y me miraba con terror. Caminé hacia ella y se alejó, fui a buscar ayuda adentro y cuando salimos se había ido más lejos, caminamos llamándola, tratando de no asustarla, ella empezó a correr, no sé cómo podía porque realmente estaba muy débil, seguimos corriéndola pero estaba demasiado aterrorizada y corrió hasta que se perdió de vista. Lloré mucho, no pude ayudarla, pero lo peor fue pensar porqué corrió así. Corrió así, porque estaba acostumbrada a los palos y piedras de la gente que le tiene asco a los perros sarnosos porque piensan que les van a contagiar algo a sus lindos niños con sólo respirar cerca, corrió porque nadie nunca se le acercaba, porque nadie nunca trató de darle ayuda, agua, comida, algo de piedad.
La perra estaba como los leprosos en la antigüedad, ahora hay lepra, pero por lo que sé se trata aunque también están escondidos los enfermos, les seguimos temiendo, aún sabiendo que no es contagioso.
La lepra de nuestros días es la depresión, todos saben que existe, pero nadie quiere estar cerca, ni admitir que la tiene, aunque tampoco se pueda esconder muy bien. No se admite tener parientes depresivos en la casa, ni que hayan estado internados, es mejor decir -" tiene un Transtorno Obsesivo compulsivo "-, antes de decir que está deprimido.
No se sabe de dónde viene esta enfermedad, y aunque hay muchos especialistas tratándola no hay cura, por eso cuando la gente ve un depresivo, se aleja. " a ver si todavía me contagia, a mí me gusta vivir, tengo hijos, yo no sé cómo no tienen voluntad, para mí que es todo para llamar la atención ". Pero igualmente el depresivo se queda sólo, sea donde sea que esté, en el trabajo, en la escuela, en la casa, nadie quiere estar cerca, y no hay que ser un bocho para saber que ésto es peor.
Una vez escuché a una compañera de laburo hablando de su marido depresivo, ella lo había ayudado con otras enfermedades porque él era un hombre mucho más grande, pero la depresión era algo con lo que esta mujer no estaba dispuesta a lidiar- " Soy joven, no puedo estar atada a un tipo que se deprime porque no tiene trabajo, hace un montón que está deprimido, yo no puedo más, ya se lo adelanté "- y se cruzó de piernas, limándose las uñas. Sacó al perro a palos, porque estaba sarnoso, sacó al leproso para no contagiarse, por más amor que hubiera.
Sé que tal vez alguien dirá, es una cuestión de supervivencia, se me quedo cerca me hundo también.
Tal vez así sea, no todos pensamos igual, yo hubiera hecho cualquier cosa por salvar esa perra.

lunes, 12 de enero de 2009

Traumas paternales

Después de años de psicoanálisis, cosa que sigo haciendo, no sé muy bien porqué, terminás echándole la culpa de todo a tus viejos. Suena simple y estúpido, ya que pasados los treinta sos un tremendo idiota que toma decisiones por sí mismo, y no tendría que culpar o responsabilizar a nadie al respecto.
Pues bien, los especialistas te lo explican, y uno termina creyéndolo, pero no se trata de que el otro sea el responsable de mis actos, NO. Es el responsable de la manera en que me manejo, mis temores, mis límites, mis traumas, todo va a formar parte de las decisiones que yo tome, desde que estoy en el jardín, hasta que me meten en el cajón de manzanas.
Resulta doloroso y hasta patético verse grande, adulto, llevando una vida madura, y ante algún hecho fortuito, cualquiera sea éste, terminar pensando porqué nuestra madre y / o padre no nos acompañó ese día a determinado lugar, porqué nos dejó llorando en la pieza, porqué nos pegó, porqué nos hizo pasar vergüenza, porqué no nos alentó en vez de advertirnos.
Y luego de mucho cavilar, termina uno llegando a la conclusión de que ellos vivieron las mismas jodidas cosas, o aún peores, y llegaron a ser lo que fueron, educando a sus hijos no como quisieron, sino como apenas pudieron, algunos ni siquiera dándose cuenta de lo que hacían, o del castigo de por vida que estaban inflingiendo.
No voy a concluir en nada con todo este palabrerío, simplemente quería sacar de mi pecho algunas cosas. Saber que no sirve de nada responsabilizar a otro, por más que sea responsable de haber encaminado mi vida por carriles que nunca debieron ser.
Pero bueno, que joder, después se mueren y no sólo te dejan el dolor de la pérdida, sino que te dejan sólo, huérfano de todo, y preguntándote porqué les hiciste tanto caso.
Terminás como dice Serrat: " chupando un palo sentado, sobre una calabaza ".
Ah, sí a Serrat también lo heredé de mi viejo.

sábado, 10 de enero de 2009

No los dejes

Una compañera de secundaria, me dijo una vez:
“vos necesitás esforzarte mucho para tener una buena nota, te cuesta mucho estudiar, a mí en cambio, todo me queda enseguida; no me saco buenas notas porque en realidad no quiero “. Me dolió, porque en realidad la apreciaba, y entonces le creí. Es increíble como esas pequeñas boludeces que nos dicen nos siguen marcando el camino para toda la vida, y no estoy hablando a través de mi psicoloca, no, simplemente diciendo que a veces la gente necesita sentirse valiosa, y una de las maneras, tal vez la más fácil, hacer sentir a los otros que no lo son.
Nada más humano. Si ya sé, no tendría que estar recordando esta pelotudez después de veinte años, pero esas palabras son algunas de las que te siguen guiando: “ te cuesta mucho “, no sabés “, “ no es para vos “, y uno eventualmente, termina creyéndolo, y pasa por la vida sin intentar muchas de las cosas con las que sueña, sólo porque alguien alguna vez, dijo tal o cual cosa, mucho peor si son los padres, que son los que nos llenan de fichas hasta que se mueren o uno ya no tiene lugar para las fichas.
Sería menester cerrar las ranuras con las que suponemos que venimos de fábrica para que nadie introduzca la más mínima moneda a través de ella y no deje al fin seguir por los caminos que nos gustan. Y nos dejen descubrir a nosotros mismos si en realidad, ese camino era o no el indicado, y si no lo fuera, para que podamos tomar otro, sin el meno atisbo de culpa, arrepentimiento o frustración.

jueves, 8 de enero de 2009

Mejorar

Estar más al tanto de las cosas, vestir mejor, estar más delgado, tener el bolsillo más lleno, eso nos hace mejores que los demás? No nos habían enseñado desde el jardín otro tipo de valores?Fueron los amigos de la secundaria, la tele, o ese tío canchero, los que torcieron los valores a los cuales nos habíamos aferrado y pensábamos que no habríamos de cambiar por nada ni nadie. Ahora que pasamos con facilidad los treinta y pico, haríamos un pacto con cualquiera, venderíamos nuestra alma al más zaparrastroso de los demonios con tal de " mejorar ", o tal vez debería decir, ser mejor que el otro, el que está al lado, el que, en definitiva es igual a mí.
Pero que en cuanto pueda le paso por al lado, y si es necesario lo piso y le echo tierra encima, para que no se me acerque, para que no pueda competir conmigo.
Porque como decía George Orwell, " somos todos iguales, pero hay algunos más iguales que otros".

África mía

Pienso en Karen Blixen, o Isaac Dinensen, como quieran llamarla, pienso en su vida su historia.
Es admirable, una mujer ejemplar, se dedicó a hacer lo que quiso, cuando quiso, como quiso, o casi todo, si bien tuvo los problemas que traían en su época ser una mujer como lo era, ella siguió.
Viajó, escribió, amó, amó una tierra que no era la suya, y amó a un hombre que no era su marido.
Cometió errores, esos de los que nos prueban que somos humanos y nos hacen más queribles y aún más admirables.
Quisiera ser ella, como ella, o al menos una burda imitación.
Pero tengo que resignarme a ser quien soy, resignarme a seguir admirando a seres que siempre han ido más allá, que no tuvieron miedo, que siguieron sus sueños, cualesquiera que éstos fuesen y dondefuera que los llevasen.
Si sólo tuviera el coraje