sábado, 29 de noviembre de 2008

Libros e infancia

A los 11 años llegó a mis manos un libro que había sido de mi madre durante la secundaria. Me identifiqué con la nena hablando en primera persona que esperaba con hambre el café con leche de la tarde, preparado con amor, cuando terminaba de jugar. Amaba releer las aventuras con su amigo, y las aventuras que se inventaba, acerca de princesas, secuestradas por brujas en una selva, y luego venía el príncipe a rescatarla de tan vil hechizo. Buscaba al igual que ella, los dibujos en la mancha de humedad de la pared. De chica tuve varios libros preferidos, libros que leía y releía una y otra vez, libros que me acompañaban y me ayudaban a vivir con su fantasía en mi realidad. Llegó un tiempo en que los libros cambiaron, yo cambié, todo cambió y ya no significaron lo mismo, ya no podía ser la protagonista. Empecé a protagonizar mi realidad y fue un libro grotesco e inteminable, como el de todos los demás. Mis infinitas gracias a CHICO CARLO, que quedó tan atrás, como el olor a café con leche calentito que me preparaba mi abuela cuando volvía del colegio, con mi guardapolvo manchado de tinta. Mis infinitas gracias a todos los hermosos libros de mi infancia, sobre todo a la grandiosa María Elena, que me acompañó cuando chica, y me sigue acompañando con mi terrible realidad.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Tribulaciones

Bueno, no soy la escritora de S&TC, no soy linda, no soy delgada y más que ninguna otra cosa no soy talentosa, ni hablar de amigas ni de tipos guapos en mi vida.
En un tiempo escribía porque pensaba que podía exorcizar mis demonios así.
Pensaba que era buena, que alguien podía interesarse, todavía creo que puedo pero cada vez intento menos.
Tal vez es el cansancio, tal vez no tengo más ganas.
Quizás es la necesidad de aprobación, si no la tengo asegurada no quiero que lo lean (ja¡), los demás simplemente hacen otro intento, venden otro libro, unos ejemplares más otros menos, pero se tiran al río esperando flotar, nadar o conseguir un barco para el resto de la travesía.
Yo todavía no me animo a acercarme a la playa, miro el agua desde lejos, ansiándola, casi sintiendo el frío en mi cuerpo, pero no me atrevo, por miedo a la desaprobación.
También llevo un salvavidas, por las dudas, no me acerco a la playa pero nunca sabés.
Últimamente mi cabeza está dando vueltas, creando dudas acerca de mi identidad, mi crianza y demás boludeces, como por ej. Mi amor por él.
Es de verdad o simple necesidad a muerte de los dos por estar solos, y entonces nos simbiotizamos para no morir en el intento de vivir otra vida, en el intento del salto y el miedo a caer.
No soy Angelina. No soy una premio nobel. Ni siquiera soy una buena empleada, mi trabajo nunca es bueno, al igual que en la escuela, nunca recibí una felicitación ni un pedido especial. A nadie le interesa mucho lo que puedo hacer o no.
Simplemente me mulean hasta que no me necesitan más o les hincho las pelotas, entonces hacen una bolita, y como si fuera un papel me tiran a la basura, junto con la yerba húmeda del mate, los papeles inútiles y las lapiceras reventadas.-

jueves, 20 de noviembre de 2008

VIDA

Sí es verdad, no me gusta lo que soy ni la vida que tengo. Sueño con otra, fantaseo con cosas que nunca pasarán.
Quiero otra cara, otro cuerpo, odio mirarme al espejo. Quiero escribir y ganarme la vida con eso, pero escribir bien, ser Borges.
Quiero estar contenta, reir, reir con el estómago, no haciendo arcadas.
Quiero borrar mi pasado, no recordar lo que pasó, lo que dolió, lastimó y lloró, quiero que vuelvan a vivir los que murieron y que rian conmigo.
Sin embargo estoy acá, testigo endemoniado de la vida que vivo sin ganas.

martes, 18 de noviembre de 2008

Mujeres en oficina

Oficina, mujeres cobrando un salario pobre, en un empleo mediocre, y una vida al borde de la inexistencia. Cualquiera podría morir ahí, tratando de nadar en una ciénaga, tratando de razonar con seres cuya mayor aspiración es llegar a casa en el colectivo sentadas.
En la mayorá de los lugares de trabajo con mujeres la pesadilla es crónica. Competencia, celos, envidia, llevan a los comentarios de mierda que ni siquiera son terminados de pensar cuando salen de la boca a clavarse en el medio del pecho del que es menos odiado en ese momento.
Se enteran de los secretos mejores guardados, nadie sabe cómo. Saben el sueldo de los otros, y no vaya a ser cosa que cobres un peso más que ellas, porque además de ir a hacer todo el kilombo al jefe de turno, tratan de encontrar cuál es el siguiente error que cometas para decir que contratan inútiles.
No se puede faltar, ni por estar enfermo, ni por tener cosas que hacer, no hay nada que justifique faltar, andá a laburar, cagándote encima o con 40º de fiebre, no importa, si no vas es que no te ganás el sueldo.
Hablan como si supieran de cualquier tema, desde cocina hasta política internacional, y ni se te ocurra ser diferente; los homosexuales son enfermos, los morochos son negros, los flacos anoréxicos, los gordos, gente que come de vicio y no tiene voluntad, los que fuman merecen ser linchados en plaza pública. No podés ser diferente en ningún aspecto, si lo sos, " no sos ".
Lo único que podría salvarte de la esta inquisición moderna y chota es embarazarte, ahí se suavizan con vos, te hacen favores, bajan un cambio, tenés permisos que no tenías, pero sucede lo obvio, terminás siendo igual. O peor...


domingo, 16 de noviembre de 2008

Cerrado al vacío

Vacío que no me deja respirar, no veo ni oigo, estoy encerrada al vacío, viendo como las cosas pasan alrededor mío y no puedo agarrarlas, no puedo tocarlas ni olerlas.
Qué era lo que quería cuando quería, cuando tenía sensaciones de amor, locura y el aire entraba en mis pulmones y yo podía sentirlo, exhalarlo y sentirme bien, de vez en cuando.
Ahora todo pasa sin sentido, sin amor sin perfume, aunque con dolor, el dolor es un denominador común que nunca me ha dejado, fiel compañero en quien me apoyo cuando los que parecían estar, desaparecen, como esperaba.
Veo, aún sin ver. No puedo cambiar mi realidad, que me carcome las entrañas, que no crecen día a día pero que tampoco me provocan las muerte.
Espero, sin esperar, viendo la vida pasar, tratando de tocarla pero nunca me deja. El sol sigue saliedo, alumbrando y calentando, pero no me produce el mismo placer que antes.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Realidad

Veo la tele, patinan. Los veo como de lejos, apenas escucho, como adormecida, confortablemente adormecida, dirían los Floyd.
La realidad se me hace difícil. No la entiendo, nunca lo hice.
Ya no lucho, observo, a veces detenidamente, a veces entro a oler la escena pero me voy sin haber probado el gusto de lo real, que después de todo es una utopía.
Son reales los caballos que hoy corrieron el Derby y que mi viejo pudo ver desde el mejor lugar??
El decía que sí, los amaba...
Un día como hoy pa, fuimos felices, esperame, espero que no mucho porque si sigo así mi realidad se transformará en noticia vieja

jueves, 13 de noviembre de 2008

La gente

La gente me mira, me ignora, me destrata, no imagina.
Saben que estoy ahí, pero no importa. Siempre hablan con otro, hacen como que yo estoy en otra parte, esto me entristece de vez en cuando, y otras me enoja pero cuando reacciono a nadie le importa, porque como ya dije, no estoy allí.
Me pregunto si son malos, si son iguales a mí, miserables o tan solo idiotas. Después de mucho indagar creo que me quedo con la última opción, más allá de Freud y todo lo que viene y antecede acerca de los comportamientos humanos y su porqué.
Yo, sí los miro, los observo, como un francotirador que nunca dispara. Sé de sus costumbres y reacciones, pensamientos y opiniones, ya no logran sorprenderme con nada, no pueden... Son todos iguales.
Lo peor de todo es que creo que yo me les parezco.

martes, 11 de noviembre de 2008

Mis manos

Están manchadas con muerte. No maté a nadie, no.
Simplemente tantos murieron en ellas que estoy contaminada, sucia de muerte; ya ni siquiera tengo tiempo de ponerme triste, no me da tiempo la muy turra. Me pisa los talones, me respira en la nuca, me susurra como diciendo,
" mirá que estoy acá, no te voy a dejar de joder nunca ".
Es como si me revolviera la cara en la mierda, no puedo dejar de olerla, ni siquiera cuando me alejo.
Yo también la busco, la desafío, le piso los talones...
Los demás no lo ven en mí, lo sospechan y por eso se alejan, me miran raro, no me hablan, me ignoran.
Me duele todo esto, y me duele más no poder terminar de una vez con todo esto, es decir terminar haciendo el amor con ella, pero no me animo.
Temo lo que vendrá, temo el dolor
Mucho