viernes, 30 de enero de 2009

Pequeñas delicias

Un gorrión bañándose en un charquito, un lejano olor a jazmines cuando empieza el verano, la cola de tu perro moviéndose cuando llegás a tu casa, mirar las nubes acostada en el pasto, la lluvia de verano y el olor que le da a la tierra.
Pequeñas delicias que nos regala la naturaleza, diariamente, sin pedir las gracias, sabiendo tal vez, que no las vamos a saber apreciar hasta que no estén ahí; como la sonrisa de tu viejo, a la que estás extrañando en este momento.
Todas esas cosas y otras, más complicadas que aprendemos a amar, conforman nuestra vida y nos dan esa cosa que algunos llaman felicidad, sin las que no podemos vivir, pero que nunca les prestamos demasiada atención, porque siempre estamos ocupados pensando en otra cosa.
Nunca apreciamos la rosada puesta del sol porque estamos muy ocupados en llegar sentados en tren a casa, leyendo el trabajo que tenemos que entregar mañana. Así pasamos un montón de horas, días, años, sin levantar la vista, y cuando lo hacemos, no es tarde, pero caemos en la triste cuenta de que no lo vamos a disfrutar como antes y que no están a nuestro lado ni la mitad de las personas que amábamos y que hubieran disfrutado con nosotros; porque no es ningún descubrimiento, que la felicidad nunca es a solas, sino que es compartida.
No se disfruta de la más mínima brisa de aire de primavera, si a nuestro lado no hay alguien a quien mirar y sonreir por ese regalo.

miércoles, 28 de enero de 2009

Agonizing pain

Agonizing pain, en castellano dolor agonizante.
Quiero decir mucho dolor, alguien que no soporta la angustia física o psíquica, la tortura a la que es sometido por alguien o algo.
No puedo soportar ver, imaginar, o sospechar el dolor de una persona o un animal, me produce la misma angustia.
Simplemente no puedo, y mi garganta se cierra cada vez que prendo la tele, o salgo a la calle o cualquier cosa, el dolor, el dolor terrible e insoportable, el sufrimiento y la agonía están en todos lados, y no puedo dejar de pensar, mi cabeza ya no para.
Jejje, supongo que necesito ayuda.
O tal vez ya no hay retorno del infierno, porque es un infierno, y muy feo.

Los Smiths decían en una canción, ( esta noche ) me ha abierto los ojos, y creo que nunca más volveré a cerrarlos.

sábado, 24 de enero de 2009

víctimas

Los psicólogos dicen que si no hacés lo que soñás, es porque jugás al papel de víctima, que es mucho más fácil que salir a pelearla. Supongo que algo de razón tienen, yo de psicología no sé nada.
Pero sí sé, que no siempre tiene que ver con jugarla de víctima, o con hacer las cosas que ellos piensan que son más fáciles.
A veces no podés escalar una montaña si te faltan las piernas, y encima no tenés una moneda para comprarte un ascensor, tampoco es fácil cantar ópera si en realidad tenés la voz de un caniche afónico, quiero decir los que nos quedamos en el camino, viendo nuestros sueños desvanecerse despacio en el aire, no la vamos de pobrecitos, simplemente tratamos de no herirnos más, de poner los pies en la tierra con un poco de resignación y dejar que los que vuelen sean los que tengan alas, sin intentar volar con una pluma en cada mano, logrando nada más que hacer el ridículo.
Es cierto, también te dicen, que elijas otros sueños, un poco menos alejados de tu realidad, ok, no digo no, pero que hay si esos sueños a los que tal vez puedas alcanzar no te gustan y no te alcanzan; entonces decidís resignarte a tu vida opaca de oficinista.
No es jugar a la víctima, es aceptar límites, y porqué no, ponerse triste porque no podemos saltar esos límites.

miércoles, 21 de enero de 2009

Karma

Pienso en la soledad, estoy muy habituada a ella, es que simplemente a veces me sofoca, tengo recuerdos de otros tiempos cuando no estaba tan sola, en esos tiempos, es muy gracioso, pensaba que no había nadie a mi lado.
Si bien a veces ahora estoy acompañada, de vez en cuando y para ciertas cosas, extraño no poder tomar el teléfono y decir que estoy mal, que necesito ayuda, y saber que del otro lado hay alguien a quien le va a importar.
En la infancia, si uno es afortunado y vive en una familia, no importa que pase, sabe que no está solo, al niño lo toman de la mano para todo, le dicen que hacer, cuándo comer y cuándo dormir, y si se lastima seguramente habrá alguien que lo cure y lo abrace para que el dolor no sea largo, eso si un es un niño con suerte, desgraciadamente no hay más que salir a la calle y ver que hay niños que no tienen nada de esto.
Sin embargo, cuando crecés, “ sos libre “ te dice de elegir. Ya nadie te toma de la mano, ni te dicen qué hacer, si algo sale mal, tomás la responsabilidad porque sos un adulto, (qué es la responsabilidad y quién demonios la pidió), empezás a sufrir por cosas que hiciste mal, por cosas que no hiciste, empiezan las frustraciones, y uno lleva en la espalda esa mochila tremenda que los psicólogos tratan infructuosamente de sacarnos de encima.
Dicen que cuando uno es “ grande “, puede tomar la mano de sus amigos, que nunca serán como padres, pero estarán ahí cuando necesites un hombro donde llorar, o alguien con quien compartir un chiste o un abrazo.
Es bastante amargo no tener un amigo a quien contarle que no estás bien, que se ponga de tu lado, y te diga que todo va a pasar, pero bueno, algo malo debo haber hecho en esta vida, o en alguna anterior, y sea un karma que esté pagando.
Ojalá se termine pronto, porque me duele y mucho.

viernes, 16 de enero de 2009

Mi amiga Mirta

Mirta es una buena mina, empezó a laburar desde muy chica, se casó con un tipo que la maltrató física y moralmente hasta el día que se murió, ella lo cuidó diligentemente hasta el último minuto. Lo único a lo que le puso amor toda su vida fue a su hija, a la que malcrió y estropeó, porque al no darle límites, desde muy chica le dirigió la vida; hasta le trajo dos hijas y un marido a su misma casa, para ser alimentados con el sueldo de Mirta, porque ellos eran casi adolescentes, no había laburo y las nenas eran bebés.
Ella se esforzó para que en su casa nada faltara, que a sus nietas nunca les faltara, la comida, la escuela, los juguetes, su hija sólo planeaba tener otro bebé: “quiero el varón, Ma “-.
Portera de una escuela, vendedora de ropa y bijouterie en las ferias de Moreno, costurera cuando podía, todo lo hacía porque el dinero nunca fue suficiente, el dinero del plan del gobierno que su yerno recibía con la promesa de buscar un laburo, algún día…
Las amigas iban a su casa a visitarla cuando quedó viuda, y como sobraba un lugar, bueno hacían las reuniones allí, no importó nunca que los porteros de escuela entren a las 06:30 a su trabajo, no importó que a veces hiciera de comer para todos después de venir de laburar, cansada.
Su hija dio a luz a otro bebé sano y fuerte, “el varoncito “, en un hospital público, del cual salió muy ofendida porque la obstetra le preguntó porqué seguía teniendo hijos si su marido ni ella tenían un trabajo? – A ella qué le importa?, que se ocupe de hacer lo suyo que para eso le pagan bastante bien.
Hace mucho que no veo a Mirta, nunca fuimos muy íntimas, supongo que por una cuestión de edad, e imagino que su hija desaprobaba mi amistad por celos, obvios por otra parte.
De todas maneras la extraño, siempre fue alguien que me dio paz y amistad sin pedir nada a cambio, lo que en nuestros días es un verdadero milagro.
Espero que sus nietos le den la felicidad y alegría que tanto ansió y nunca tuvo.

miércoles, 14 de enero de 2009

Depresivos leprosos

El otro día miraba por la tele una película vieja acerca de Jesús, de cómo en ese tiempo y hasta mucho después, tal vez hasta hoy en día, trataban a los leprosos.
No sólo eran marginados, sino que eran corridos a palos y piedras, la gente les tenía miedo y asco y no se les acercaban, hacían comunidades y vivían como podían o sobrevivían.
Las otra noche salí a mi vereda y había un bulto, me acerqué pensando que era basura e iba a ponerla en su lugar, cuando se levantó me miró y se alejó de un salto, se asustó y me asustó; era una perra, no tenía pelo a causa de la sarna, los huesos se le salían por todos lados, y me miraba con terror. Caminé hacia ella y se alejó, fui a buscar ayuda adentro y cuando salimos se había ido más lejos, caminamos llamándola, tratando de no asustarla, ella empezó a correr, no sé cómo podía porque realmente estaba muy débil, seguimos corriéndola pero estaba demasiado aterrorizada y corrió hasta que se perdió de vista. Lloré mucho, no pude ayudarla, pero lo peor fue pensar porqué corrió así. Corrió así, porque estaba acostumbrada a los palos y piedras de la gente que le tiene asco a los perros sarnosos porque piensan que les van a contagiar algo a sus lindos niños con sólo respirar cerca, corrió porque nadie nunca se le acercaba, porque nadie nunca trató de darle ayuda, agua, comida, algo de piedad.
La perra estaba como los leprosos en la antigüedad, ahora hay lepra, pero por lo que sé se trata aunque también están escondidos los enfermos, les seguimos temiendo, aún sabiendo que no es contagioso.
La lepra de nuestros días es la depresión, todos saben que existe, pero nadie quiere estar cerca, ni admitir que la tiene, aunque tampoco se pueda esconder muy bien. No se admite tener parientes depresivos en la casa, ni que hayan estado internados, es mejor decir -" tiene un Transtorno Obsesivo compulsivo "-, antes de decir que está deprimido.
No se sabe de dónde viene esta enfermedad, y aunque hay muchos especialistas tratándola no hay cura, por eso cuando la gente ve un depresivo, se aleja. " a ver si todavía me contagia, a mí me gusta vivir, tengo hijos, yo no sé cómo no tienen voluntad, para mí que es todo para llamar la atención ". Pero igualmente el depresivo se queda sólo, sea donde sea que esté, en el trabajo, en la escuela, en la casa, nadie quiere estar cerca, y no hay que ser un bocho para saber que ésto es peor.
Una vez escuché a una compañera de laburo hablando de su marido depresivo, ella lo había ayudado con otras enfermedades porque él era un hombre mucho más grande, pero la depresión era algo con lo que esta mujer no estaba dispuesta a lidiar- " Soy joven, no puedo estar atada a un tipo que se deprime porque no tiene trabajo, hace un montón que está deprimido, yo no puedo más, ya se lo adelanté "- y se cruzó de piernas, limándose las uñas. Sacó al perro a palos, porque estaba sarnoso, sacó al leproso para no contagiarse, por más amor que hubiera.
Sé que tal vez alguien dirá, es una cuestión de supervivencia, se me quedo cerca me hundo también.
Tal vez así sea, no todos pensamos igual, yo hubiera hecho cualquier cosa por salvar esa perra.

lunes, 12 de enero de 2009

Traumas paternales

Después de años de psicoanálisis, cosa que sigo haciendo, no sé muy bien porqué, terminás echándole la culpa de todo a tus viejos. Suena simple y estúpido, ya que pasados los treinta sos un tremendo idiota que toma decisiones por sí mismo, y no tendría que culpar o responsabilizar a nadie al respecto.
Pues bien, los especialistas te lo explican, y uno termina creyéndolo, pero no se trata de que el otro sea el responsable de mis actos, NO. Es el responsable de la manera en que me manejo, mis temores, mis límites, mis traumas, todo va a formar parte de las decisiones que yo tome, desde que estoy en el jardín, hasta que me meten en el cajón de manzanas.
Resulta doloroso y hasta patético verse grande, adulto, llevando una vida madura, y ante algún hecho fortuito, cualquiera sea éste, terminar pensando porqué nuestra madre y / o padre no nos acompañó ese día a determinado lugar, porqué nos dejó llorando en la pieza, porqué nos pegó, porqué nos hizo pasar vergüenza, porqué no nos alentó en vez de advertirnos.
Y luego de mucho cavilar, termina uno llegando a la conclusión de que ellos vivieron las mismas jodidas cosas, o aún peores, y llegaron a ser lo que fueron, educando a sus hijos no como quisieron, sino como apenas pudieron, algunos ni siquiera dándose cuenta de lo que hacían, o del castigo de por vida que estaban inflingiendo.
No voy a concluir en nada con todo este palabrerío, simplemente quería sacar de mi pecho algunas cosas. Saber que no sirve de nada responsabilizar a otro, por más que sea responsable de haber encaminado mi vida por carriles que nunca debieron ser.
Pero bueno, que joder, después se mueren y no sólo te dejan el dolor de la pérdida, sino que te dejan sólo, huérfano de todo, y preguntándote porqué les hiciste tanto caso.
Terminás como dice Serrat: " chupando un palo sentado, sobre una calabaza ".
Ah, sí a Serrat también lo heredé de mi viejo.

sábado, 10 de enero de 2009

No los dejes

Una compañera de secundaria, me dijo una vez:
“vos necesitás esforzarte mucho para tener una buena nota, te cuesta mucho estudiar, a mí en cambio, todo me queda enseguida; no me saco buenas notas porque en realidad no quiero “. Me dolió, porque en realidad la apreciaba, y entonces le creí. Es increíble como esas pequeñas boludeces que nos dicen nos siguen marcando el camino para toda la vida, y no estoy hablando a través de mi psicoloca, no, simplemente diciendo que a veces la gente necesita sentirse valiosa, y una de las maneras, tal vez la más fácil, hacer sentir a los otros que no lo son.
Nada más humano. Si ya sé, no tendría que estar recordando esta pelotudez después de veinte años, pero esas palabras son algunas de las que te siguen guiando: “ te cuesta mucho “, no sabés “, “ no es para vos “, y uno eventualmente, termina creyéndolo, y pasa por la vida sin intentar muchas de las cosas con las que sueña, sólo porque alguien alguna vez, dijo tal o cual cosa, mucho peor si son los padres, que son los que nos llenan de fichas hasta que se mueren o uno ya no tiene lugar para las fichas.
Sería menester cerrar las ranuras con las que suponemos que venimos de fábrica para que nadie introduzca la más mínima moneda a través de ella y no deje al fin seguir por los caminos que nos gustan. Y nos dejen descubrir a nosotros mismos si en realidad, ese camino era o no el indicado, y si no lo fuera, para que podamos tomar otro, sin el meno atisbo de culpa, arrepentimiento o frustración.

jueves, 8 de enero de 2009

Mejorar

Estar más al tanto de las cosas, vestir mejor, estar más delgado, tener el bolsillo más lleno, eso nos hace mejores que los demás? No nos habían enseñado desde el jardín otro tipo de valores?Fueron los amigos de la secundaria, la tele, o ese tío canchero, los que torcieron los valores a los cuales nos habíamos aferrado y pensábamos que no habríamos de cambiar por nada ni nadie. Ahora que pasamos con facilidad los treinta y pico, haríamos un pacto con cualquiera, venderíamos nuestra alma al más zaparrastroso de los demonios con tal de " mejorar ", o tal vez debería decir, ser mejor que el otro, el que está al lado, el que, en definitiva es igual a mí.
Pero que en cuanto pueda le paso por al lado, y si es necesario lo piso y le echo tierra encima, para que no se me acerque, para que no pueda competir conmigo.
Porque como decía George Orwell, " somos todos iguales, pero hay algunos más iguales que otros".

África mía

Pienso en Karen Blixen, o Isaac Dinensen, como quieran llamarla, pienso en su vida su historia.
Es admirable, una mujer ejemplar, se dedicó a hacer lo que quiso, cuando quiso, como quiso, o casi todo, si bien tuvo los problemas que traían en su época ser una mujer como lo era, ella siguió.
Viajó, escribió, amó, amó una tierra que no era la suya, y amó a un hombre que no era su marido.
Cometió errores, esos de los que nos prueban que somos humanos y nos hacen más queribles y aún más admirables.
Quisiera ser ella, como ella, o al menos una burda imitación.
Pero tengo que resignarme a ser quien soy, resignarme a seguir admirando a seres que siempre han ido más allá, que no tuvieron miedo, que siguieron sus sueños, cualesquiera que éstos fuesen y dondefuera que los llevasen.
Si sólo tuviera el coraje