viernes, 27 de febrero de 2009

Barcos

Estoy en el muelle, y el barco comienza a irse. Otros más. Los he visto partir tantas veces, durante años, sin animarme a subir, tengo en el bolsillo el pasaje y el pasaporte a cualquier lado. Pero no, el miedo, el pasado y lo que vendrá son un peso demasiado grande para dejarme mover; entonces me quedo parada, mirando una vez más el barco partir sin mí.
Sé que van a venir otros, más viejos o nuevos, mejor pintados, más desvencijados, con vidrios rotos, sin ventanas, transatlánticos y chalupas. Y muy dentro mío siento la necesidad de partir y la inmovilidad de mi cuerpo y alma.
Tal vez cuando el próximo zarpe me anime a subir y emprender el viaje.
Mientras miro este alejarse de a poco, recuerdo que sé nadar y de todas maneras no me costaría nada más que un poco de esfuerzo y agua en los pulmones.
Me tiro, y empiezo a nadar, está un poco lejos pero vale la pena salir de la tortura de la inmovilidad y del miedo.
Me canso pero sigo, una vez leí " enfrenta tu mayor temor y este desaparecerá ", mientras nado, voy rogando que así sea; porque cuando me suba al barco y emprenda el viaje no va a haber regreso.
Supongo que todo cambio vale la pena, o al menos eso espero, mientras miro la costa que me mira con nostalgia

No hay comentarios: