sábado, 10 de enero de 2009

No los dejes

Una compañera de secundaria, me dijo una vez:
“vos necesitás esforzarte mucho para tener una buena nota, te cuesta mucho estudiar, a mí en cambio, todo me queda enseguida; no me saco buenas notas porque en realidad no quiero “. Me dolió, porque en realidad la apreciaba, y entonces le creí. Es increíble como esas pequeñas boludeces que nos dicen nos siguen marcando el camino para toda la vida, y no estoy hablando a través de mi psicoloca, no, simplemente diciendo que a veces la gente necesita sentirse valiosa, y una de las maneras, tal vez la más fácil, hacer sentir a los otros que no lo son.
Nada más humano. Si ya sé, no tendría que estar recordando esta pelotudez después de veinte años, pero esas palabras son algunas de las que te siguen guiando: “ te cuesta mucho “, no sabés “, “ no es para vos “, y uno eventualmente, termina creyéndolo, y pasa por la vida sin intentar muchas de las cosas con las que sueña, sólo porque alguien alguna vez, dijo tal o cual cosa, mucho peor si son los padres, que son los que nos llenan de fichas hasta que se mueren o uno ya no tiene lugar para las fichas.
Sería menester cerrar las ranuras con las que suponemos que venimos de fábrica para que nadie introduzca la más mínima moneda a través de ella y no deje al fin seguir por los caminos que nos gustan. Y nos dejen descubrir a nosotros mismos si en realidad, ese camino era o no el indicado, y si no lo fuera, para que podamos tomar otro, sin el meno atisbo de culpa, arrepentimiento o frustración.

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