miércoles, 21 de enero de 2009

Karma

Pienso en la soledad, estoy muy habituada a ella, es que simplemente a veces me sofoca, tengo recuerdos de otros tiempos cuando no estaba tan sola, en esos tiempos, es muy gracioso, pensaba que no había nadie a mi lado.
Si bien a veces ahora estoy acompañada, de vez en cuando y para ciertas cosas, extraño no poder tomar el teléfono y decir que estoy mal, que necesito ayuda, y saber que del otro lado hay alguien a quien le va a importar.
En la infancia, si uno es afortunado y vive en una familia, no importa que pase, sabe que no está solo, al niño lo toman de la mano para todo, le dicen que hacer, cuándo comer y cuándo dormir, y si se lastima seguramente habrá alguien que lo cure y lo abrace para que el dolor no sea largo, eso si un es un niño con suerte, desgraciadamente no hay más que salir a la calle y ver que hay niños que no tienen nada de esto.
Sin embargo, cuando crecés, “ sos libre “ te dice de elegir. Ya nadie te toma de la mano, ni te dicen qué hacer, si algo sale mal, tomás la responsabilidad porque sos un adulto, (qué es la responsabilidad y quién demonios la pidió), empezás a sufrir por cosas que hiciste mal, por cosas que no hiciste, empiezan las frustraciones, y uno lleva en la espalda esa mochila tremenda que los psicólogos tratan infructuosamente de sacarnos de encima.
Dicen que cuando uno es “ grande “, puede tomar la mano de sus amigos, que nunca serán como padres, pero estarán ahí cuando necesites un hombro donde llorar, o alguien con quien compartir un chiste o un abrazo.
Es bastante amargo no tener un amigo a quien contarle que no estás bien, que se ponga de tu lado, y te diga que todo va a pasar, pero bueno, algo malo debo haber hecho en esta vida, o en alguna anterior, y sea un karma que esté pagando.
Ojalá se termine pronto, porque me duele y mucho.

No hay comentarios: